La llamada gobernanza participativa no es mas que un MODELO TRANSVERSAL para la toma de decisiones, en este caso, relativas al desarrollo turístico de un destino. Un modelo abierto a las ideas y sugerencias de los actores vinculados a la cadena de valor del turismo que eleven propuestas para politicas públicas que apoyen la sostenibilidad, la resiliencia, la regeneración y la competitividad turística.
Este modelo es cada vez más utilizado en muchos destinos a nivel global , incluyendo los de Latinoamérica, pues supone múltiples beneficios, entre ellos:
o Mejora el involucramiento de los eslabones de la cadena de valor del turismo en las decisiones del destino
o Enriquece la democracia representativa en los procesos de toma de decisiones y planificación del desarrollo local
o Aumenta la legitimidad de los gobiernos y las acciones políticas en torno a un desarrollo de largo plazo
o Acerca a los gobiernos y administraciones públicas a la ciudadanía y al sector turístico
o Genera capital social
o Desarrolla proyectos innovadores inspirados por multiplicidad de actores de lo público,privado y comunitario
o Logra una gestión pública más colaborativa con el sector turístico y las comunidades
o Diversifica habilidades de las personas empleadas en lo público y fortalece la institucionalidad de las organizaciones civiles
o Logra liderazgos corresponsables
o Apoya la transparencia en los procesos de toma de decisiones para el desarrollo del destino
o Incrementa la eficiencia en la toma de decisiones, priorizando lo que es mas importante para el destino turístico y el bienestar local
o Aumentar la confianza del sector en las instituciones del estado
o Otros
Es por ello que la respuesta a la pregunta de hoy sobre ¿QUIEN LIDERA LA GESTIÓN DE DESTINOS TURÍSTICOS?, la respuesta es que todos los actores tiene un rol y una participación en este proceso. Pero siempre nos topamos con el gran reto, como en cualquier dinámica que se base en el trabajo entre seres humanos; aparecen los factores críticos que son la construcción y el mantenimiento de la confianza, del compromiso y de las dinámicas de negociación entre las partes. (España).
Para lograrlo es preciso que se comprenda la necesidad de establecer una nueva forma de trabajo basadas en la colaboración y el consenso. La clave es comprender que la planificación exige hoy el ejercicio consciente de la responsabilidad compartida, donde se le dé valor al empresariado, no por el volúmen de su inversión, sino por ser parte de la cadena de valor; un espacio colaborativo donde las comunidades tengan la oportunidad, no de pedir como es habitual en países con gobiernos populistas, sino aportar a ser parte de las soluciones para un desarrollo mas sostenible de su propio territorio, contribuyendo a su bienestar hoy y en el futuro. Hace falta un espacio de diálogo donde el sector público asuma compromisos más allá de lo político y de intereses partidistas.
En fin, hacen falta mesas de diálogo transparentes, con objetivos compartidos y comunes dirigidos a que el turismo en el destino sea sostenible, competitivo, resiliente y regenerativo. Que sea un turismo planificado, que impacte positivamente el desarrollo local, que abra puerta a la innovación y cree mejores condiciones de vida local. Todo ello alcanzado con el esfuerzo mancomunado de las partes involucradas.
Y es que cada parte tiene su rol. El sector público es el gran regulador; el sector privado promueve la inversión; las comunidades son el destino desde una perspectiva cultural integral.
En la República Dominicana tenemos un enorme reto en este sentido. Las políticas públicas se ajustan a los deseos y aspiraciones de políticos temporeros asesorados por una parte del empresariado que, en muchos casos, entienden el turismo como un sector de elegidos y excluyente; la opinión de los residentes de los destinos no se toma en cuenta y el desarrollo no planificado da lugar a escasez de agua, cordones de pobreza, vertederos improvisados, altísimas cifras de informalidad empresarial y evasión de impuestos, pérdida de biodiversidad y ecosistemas, entre otros males. Y, las comunidades, por su parte, ven al turismo como el maná que cae oportunamente del cielo, muchas veces desconsiderando a los turistas mismos. Y todos tienen una cuota de responsabilidad, el sector público, el privado y las comunidades en las crisis de los territorios turísticos!.
Por eso, a la pregunta de hoy, que nuevamente repetimos, ¿QUIEN LIDERA LA GESTIÓN DE DESTINOS TURÍSTICOS?, la respuesta sigue siendo la misma, TODOS trabajando en mesas de diálogo y toma de decisiones compartidas, porque si el TURISMO VA BIEN, A TODOS BENEFICIA, SI EL TURISMO VA MAL, A TODOS AFECTA.
No es tarea fácil en la República Dominicana, pues culturalmente el desarrollo se planifica de arriba hacia abajo, y este planteamiento de GOBERNANZA PARTICIPATIVA, es horizontal y de participación abierta. La labor de articulación de estas partes debería ser asumida y liderada por los GESTORES de las Organizaciones de Gestión de Destinos que venimos promoviendo en esta serie de artículos semanales.
En varios países se está alcanzando este objetivo. Ojalá algún día logremos en nuestro país trabajar en base a la gobernanza participativa en los polos turísticos dominicanos y no en la obsoleta estructura vertical que data de los tiempos de la dictadura.