EL NUEVO DIARIO, KINSASA.- Al menos 102 civiles fueron raptados y un civil y cuatro soldados fueron asesinados el sábado por el grupo armado Mobondo en el oeste de la República Democrática del Congo (RDC), en la provincia de Mai-Ndombe, confirmaron este domingo a EFE un líder de la sociedad civil y un diputado regional.
Los hechos se produjeron en el territorio de Kwamouth cuando las víctimas regresaban por carretera desde la capital del país, Kinsasa.
«Los vehículos provenían de Kinsasa y entre las víctimas había el párroco de Masiambo, el padre Chrisostome Esamwala, y varios feligreses», dijo a EFE hoy por teléfono el presidente de la sociedad civil de la provincia, Pricile Mpindi, al lamentar que el incidente ha hecho que no circulen vehículos por esa ruta.
«El conductor del gran vehículo, que transportaba alimentos frescos, murió en el acto, mientras sus compañeros fueron llevados al bosque con otros pasajeros y el cura católico que se encontraban en el primer vehículo», detalló
También confirmó los hechos a EFE el diputado provincial David Bisaka, quien destacó que «este problema de seguridad no se toma en serio mientras mueren personas todos los días».
«Cuatro soldados de los diez enviados ayer para resolver esta situación fueron asesinados por los milicianos pero ninguno de estos fue detenido. No sabemos si las personas secuestradas están muertos o todavía vivas», añadió el político.
Los hechos ocurrieron en una zona golpeada por la violencia intercomunitaria y conocida como «Gran Bandundu», que comprende las provincias congoleñas de Mai-Ndombe, Kwango y Kwilu,
En esa área, el grupo Mobondo dice representar a la comunidad yaka, que está involucrada desde principios de 2022 en un conflicto con el pueblo teke por una disputa relacionada con la propiedad de la tierra.
Empezó tras el aumento de un impuesto consuetudinario que en esta región deben pagar los agricultores tekes y yakas a los jefes tradicionales tekes, propietarios de los terrenos, para usar la tierra.
Los choques intercomunitarios han causado la muerte de al menos 300 personas, mientras que centenares de casas, escuelas y centros de salud han sido destruidos, saqueados y quemados, denunció la organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW) a finales del pasado mes de marzo.
Asimismo, en septiembre pasado, las autoridades locales denunciaron la muerte desde agosto de 2022 de al menos sesenta personas desplazadas por la violencia, incluyendo 33 menores y 27 adultos, a causa de la falta de comida y las malas condiciones en las que viven.
Las víctimas formaban parte de los más de 4.600 desplazados que huyeron del territorio de Kwamouth, en Mai-Ndombe, a Kwilu.