Dom. Nov 10th, 2024

Zona atacada por Israel en Beirut. (Foto: fuente externa)

EL NUEVO DIARIO, BEIRUT. – Pasadas casi ocho horas del bombardeo israelí de este viernes en los suburbios de Beirut, varias personas aún aguardan noticias de sus seres queridos desaparecidos bajo los escombros junto a los camiones de bomberos y ambulancias que participan en las labores de búsqueda.

«¿Es él? ¿Es ese Abed?», pregunta una mujer con lágrimas rodándole por las mejillas, mientras los equipos de rescate sacan, entre un fuerte alboroto, un nuevo cuerpo de uno de los dos edificios que se derrumbaron a causa del ataque en el extrarradio sur de Beirut conocido como el Dahye.

Según el último recuento oficial, el ataque deja ya 14 muertos y 66 heridos, entre ellos el comandante del grupo chií Hizbulá Ibrahim Aqil, al que Israel describió como su jefe de Operaciones Militares.

Sin embargo, un número indeterminado de personas continúan aún desaparecidas entre las ruinas de ambos inmuebles residenciales, de las que de pronto comienza a emanar una gran nube de humo pese a que el operativo de emergencia ya lleva en marcha toda la tarde.

Una larga espera

Una mujer se acerca a todo el que la escuche enseñando una fotografía de un joven y una niña, dos de sus familiares, y preguntando si alguien sabe si han sido hallados sin vida.

No es la única que espera noticias desesperada, otros de los presentes contienen el aliento desde hace horas por el mismo motivo, tal y como confirmó a EFE un coordinador de seguridad desplegado en la zona, donde más de un familiar rompe a llorar de tanto en tanto.

Algunos otros aguardan el final del operativo, aún distante, para poder llegar a sus casas adyacentes a los edificios que se vinieron abajo.

La coordinadora especial de la ONU para el Líbano, Jeanine Hennis-Plasschaert, expresó este viernes su preocupación por el nuevo bombardeo en una «área densamente poblada de los suburbios sur» de la capital libanesa, «otra alarmante escalada» que se une a un ciclo de violencia «extremadamente peligroso».

«Esto debe terminar ahora, una salida diplomática aún es posible», zanjó la responsable de Naciones Unidas en un escueto comunicado.

Los miedos a una guerra abierta en el Líbano se han disparado a pasos agigantados esta semana, que ya incluyó otros dos ataques sin precedentes contra miembros de Hizbulá y que también golpearon a la población civil que les rodeaba, tal y como denunciaron diversas ONG y gobiernos.

Este mismo extrarradio, un bastión del grupo chií, se llevó la peor parte de una oleada de explosiones que el pasado martes se originaron de forma simultánea en miles de buscapersonas en manos de integrantes de Hizbulá.

Al día siguiente, se registró una segunda ola de detonaciones en un gran número de aparatos de comunicación por radio.

Los ataques, atribuidos a Israel, dejaron 37 muertos y casi 3.000 heridos en el Dahye, el sur del Líbano y el oriental Valle de la Bekaa, poniendo al país bastante más cerca de un escenario que la población lleva temiendo desde que hace ya casi un año comenzaran los choques entre las partes.

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