Mié. Dic 25th, 2024

EL NUEVO DIARIO, INTERNACIONAL.- Una sobrina nieta del escritor argentino Jorge Luis Borges manifestó su deseo de que los restos del autor se trasladen de Ginebra (Suiza), ciudad donde falleció en 1986 a los 86 años y en la que está enterrado, al cementerio de la Recoleta de Buenos Aires, su ciudad natal.

«Nos gustaría que se trajeran los restos de Borges a la Recoleta (cementerio situado en el centro de la capital) para que descansen en la bóveda familiar, junto con su madre y su hermana», manifestó en una entrevista con el diario La Nación Mariana de Torre, hija de Miguel de Torre, que era sobrino y editor del célebre escritor.

De Torre, fallecido en 2022, ya había reclamado infructuosamente en la década de 1990 los restos de Borges a las autoridades de la ciudad de Ginebra -donde descansan ahora-, a la Justicia argentina y a la Justicia suiza.

Pero Mariana de Torre no ha sido la única en pedir la repatriación de los restos de Borges a Argentina en los últimos días. En la misma línea se han expresado algunos célebres ‘borgianos’, como los escritores Osvaldo Ferrari y Alejandro Vaccaro, biógrafo del universal cuentista y poeta argentino.

«Si fuera por mí, le iría a tocar el timbre a Diana Mondino» (la nueva canciller argentina), declaró la familiar del autor de «Ficciones», «El Aleph» y «El informe de Brodie».

Lo cierto es que Borges, que nació en el porteño barrio de Palermo en 1899, vivió parte de su juventud en la ciudad suiza situada a orillas del lago Lemán, donde su familia se instaló entre 1914 y 1919.

El escritor perfeccionó en Ginebra su dominio de la lengua francesa y se insertó en el ambiente protestante de la ciudad, mayoritariamente calvinista.

Tras una larga vida desarrollada en diferentes latitudes, un Borges enfermo de cáncer y totalmente desencantado con su país de origen decidió volver a Ginebra para afrontar los últimos meses de su vida.

«He resuelto quedarme en Ginebra, porque Ginebra corresponde a los años más felices de mi vida. Mi Buenos Aires sigue siendo el de las guitarras, el de las milongas, el de los aljibes, el de los patios. Nada de eso existe ahora. Es una gran ciudad como tantas otras. En Ginebra me siento misteriosamente feliz», explicó Borges en una carta enviada el 6 de mayo de 1986 a la Agencia EFE.

Pocas semanas después murió, cumpliendo así su determinación final de convertirse «en un hombre invisible».

Su legado lo gestionó primero su viuda, la hoy fallecida María Kodama, y ahora los sobrinos de esta, ya que Borges nunca tuvo hijos.

Sus restos permanecen a los pies de los Alpes en el Cementerio de los Reyes ginebrino, donde también descansan los de otras personalidades, como el reformador protestante Juan Calvino o el psicólogo Jean Piaget.



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