Mié. Dic 25th, 2024

EL NUEVO DIARIO, BAGDAD.- Las autoridades iraquíes informaron este martes del hallazgo de los cuerpos de dos turistas, uno saudí y otro kuwaití, que desaparecieron ayer en el desierto de Anbar y que fueron encontrados junto a su vehículo, que explotó al paso de «un viejo artefacto explosivo abandonado por el (grupo yihadista) Estado Islámico».

«Los cuerpos fueron encontrados después de que su vehículo fuera destruido por la explosión de un viejo artefacto explosivo sobrante de Estado Islámico, que provocó su incendio», informó la Célula de Medios de Seguridad del Ministerio de Interior iraquí.

En un comunicado, el citado departamento afirmó que el hallazgo se llevó a cabo «después de movilizar todos los esfuerzos de búsqueda e identificación (…) en el vasto desierto que se extiende entre las provincias de Saladino, Anbar y Nínive» tras la pérdida de contacto con los ciudadanos del Golfo, identificados como «el saudí Anwar al Dhafiri y el kuwaití Faisal al Mutairi».

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Kuwait confirmó la información, publicada también en la agencia de noticias oficial kuwaití KUNA, después de hacer «un seguimiento las 24 horas del día con las autoridades iraquíes» desde que comenzó el dispositivo de localización de los desaparecidos.

«Kuwait se está coordinando con el Gobierno de Irak para determinar las circunstancias del incidente y los resultados de las investigaciones siguen en curso», apuntó KUNA.

Tras la aparición de los cuerpos, la parte iraquí los transportará y entregará a sus familias en coordinación y cooperación con las embajadas kuwaití y saudí, inmersas en estos momentos en los trámites reglamentarios.

Por otro lado, el departamento de Seguridad iraquí advirtió en el comunicado que las personas que viajen al país deben respetar las condiciones para obtener un visado de entrada, ya sea con fines turísticos o de caza, y que deben adherirse a las normas y permisos para la protección y acompañamiento de los cazadores.

Este aviso surge tras hallar los cuerpos en una zona del desierto iraquí de Anbar, en el sur occidental del país, conocida por las poblaciones de halcones y de visita habitual para los cazadores de los países del Golfo, si bien la Célula de Medios de Seguridad apuntó que ambos «entraron en Irak con un visado de entrada de turista y no con fines de caza».

 



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